EL CORREAJE
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El correaje
Adrián Oviedo
Encuadernación en tapa dura impresa a color
Formato: 17 x 24 cm
252 páginas, (con anexo fotográfico de 16 págs.)
P.V.P.: 25’00 euros
Esta es la historia única y veraz de una mili irrepetible. De un servicio a la Patria del que se puede sacar un número importante de consecuencias. Es la mili última del subdesarrollo español, y la primera de la emigración. La del éxodo rural a la búsqueda de una vida mejor, pero sin regatear esfuerzos según aprendieran de sus mayores. La postrera de los niños de la postguerra: la de los hijos de nuestros rojos y azules. La última de los chicos formados en los hogares juveniles y en los campamentos del Frente de Juventudes. Las siguientes ya serán de la OJE, de la Acción Católica y del Opus Dei. Esta fue la de aquellos capellanes irrepetibles que caminaban y sudaban a nuestro lado. ¡Los del Congreso Eucarístico de Barcelona! También, la de la disciplina a maza y martillo; la forzada, pero no aceptada. La de “por cojones”, para que se me entienda. ¿Cómo no? La que diera como fruto los resultados de la pedagogía, los valores y los principios. La del deber y el convencimiento. La de la auténtica España y el “Todo por la Patria”. La de los últimos “chaparros de las compañías de máquinas —aquellos que, seguros y con firmeza, decían: “Éste que es delgao, doblao”—, y los incipientes gastadores de talla apta para el “básquet”. Los que no sabían nadar; pero deseaban aprender para cruzar el Amazonas. No sabían escribir, pero soñaban con la carta de la madre y de la novia. La primera de los objetores de conciencia y los testigos de Jehová, que darán pie y ánimos al desenfreno de la insumisión. La primera del nacionalismo canijo que abocará al terrorismo etarra. La sin noticias de lo que realmente pasaba en las arenas del desierto. La del soldadito dispuesto a todo y la del oficial de complemento que de casi todo pasa, porque nada le falta en casa. ¡A quien el mando no fuerza ni se logra convencer! Aquí está, si se quiere ver, el origen de lo que tenemos hoy en nuestras Fuerzas Armadas. ¡Lo que nos merecemos dado que lo hemos sembrado, cultivado y alimentado! ¡Lo que hay y no vale poner el grito en el cielo porque sea bueno, malo o peor! El que quiera ver, que vea; y quien desee aprender, que aprenda. ¡Nada más!
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